La pasada feria del libro de Madrid tuve la suerte de asistir (algo que llevaba deseando desde que vine a vivir a esta ciudad y entre pandemias y flautas me había sido imposible) y conocer a Bruno Puelles, autor de la novela Simbiosis.

Había visto el libro en la estantería de una tienda un mes atrás, llamándome especialmente la atención la portada. Leí la sinopsis y me llamó más la atención. No acabé ese día comprándolo porque la pila de libros que tengo por leer me miraría con mala cara nada más llegar a casa.

La cosa es que volví a ver ese libro en la feria y, esta vez, acompañado de su autor firmándolo. No es que sea especialmente aficionado a recaudar firmas, pero en ese momento me entró una especial ilusión de hacerlo. Además, últimamente sólo estoy leyendo autores clásicos y era un buen momento para comenzar a leer un autor novel.

Precisamente, le comenté esto mismo a Bruno y me dijo que encontraría en la novela referencias a autores clásicos. Aquello fue como una pequeña maldición porque estuve durante casi toda la lectura buscando dichas referencias. Tampoco es que yo esté especialmente cultivado en novelas de ciencia ficción así que tal vez se me hayan escapado muchas. Solo encontré, aparte de detalles puntuales, dos elementos especialmente notorios:

Por un lado, está el hecho de que la novela se trata de una ucronía, donde el mundo es como el actual salvo la excepción de que en el año 2000 hace acto de aparición una raza alienígena, los Ilin. Dicha raza nos ofrece, a cambio de parasitarnos (o hacer la simbiosis, según se vea), su peculiar forma de comunicación. Concretamente, una que nos permite compartir sentimientos y emociones con los demás lo cual, en consecuencia, facilita la cooperación y tener una vida pacífica (bajo la premisa de que, al volvernos criaturas altamente empáticas, entre otras cosas no buscaremos ni deseamos producir el dolor ajeno). Por lo general, la sensación que me da es que en la ciencia ficción moderna se tiende a "recargar" el futuro, llenándolo de elementos futuristas y alejándolo del mundo actual, mientras que en la ciencia ficción clásica suele ver "el futuro" en elementos puntuales y no en todos lados.

La otra referencia, mucho más directa, es la raza alienígena en sí y su forma de vivir: Los Ilin son físicamente unos gusanos que se introducen en la cabeza de los humanos y conviven con estos, compartiendo sentimientos y dando la capacidad al anfitrión de acceder a la red Ilin (que, como dije antes, permite compartir emociones además de información). Esto me recuerda, y no vagamente, a la raza alienígena invasora de la serie de libros Animorphs. Se trata de una saga juvenil de los años 90 que cuenta las aventuras de un grupo de adolescentes que hacen frente a los Yeerks, una raza parásita con forma de gusano, que se introduce en la cabeza de sus víctimas y toman el control de estas.

Plagios

No tengo ni idea de si una de esas referencias que me comentó Bruno podía precisamente ser los Animorphs o, por el contrario, es totalmente casual. Por mi parte, ni una ni la otra me disgusta, al contrario de la opinión de otras personas.

No son pocos los casos donde mucha gente menosprecia a una novela por tener similitudes con otras acusándola de copia o plagio, como pasó con la saga El Legado de Cristopher Paolini. Era habitual el comentario de que era una versión de Star Wars con dragones y elfos, algo que se acrecenta con la película (que solo se hizo del primer libro debido a que fue un total fracaso). No voy a negar que El legado tenga similitudes con Star Wars y con El Señor de los Anillos(especialmente su final). Pero, a excepción de que sea un plagio descarado donde el autor se esté llevando el mérito de otro, me parece más importante valorar si la obra te entretiene a que si es original o no. Porque al final, casi nada es original, solo en apariencia.

Inspiraciones

He conocido a gente que miden la calidad de una obra en base a si es original o no. Más tarde me he dado cuenta que su concepto de originalidad se traducía a "Original para ellos": Consideraban original algo que para mí no lo era, por el simple hecho de que ya había visto, leído o jugado algo parecido y que ellos no. Por tanto, medir la calidad de algo por ese concepto tan arbitrario de originalidad me parece profundamente triste, porque tarde o temprano, según el ritmo de consumir obras (ya sean literarias o audiovisuales), llega uno a la frustración de que no le gusta nada porque nada es original.

Y es que tenemos que asumir y aceptar, y no como algo malo, que el concepto de originalidad en gran medida no existe. Al final nuestra creatividad no surge de la nada, sino de nuestras cabezas, nuestros cerebros. Y nuestro cerebro pueden hacer ideas nuevas, sí, pero basándose en las que ya conocían. Sin ir más lejos, una recomendación habitual para escritores que quieren empezar es "Leer mucho". No solo para aprender expresiones y ortografía, sino para llenar sus cabezas de recursos literarios y creativos con los que poder enfrentarse a la página en blanco, de igual manera que un científico se base en investigaciones ya existentes para hacer las suyas. Al final, la originalidad consiste en saber utilizar los diversos elementos ya existentes y darles la forma y el estilo que resulte "nuevo". E, irónicamente, hoy en día es el mejor momento para ser originales al contrario de los que muchos piensan con el "Está todo inventado". Nuestros abuelos podían soñar a duras penas con leones, tigres y otros animales exóticos, porque su mundo era bastante reducido y, por tanto, sus ideas. Pero hoy en día nuestros sueños van mucho más allá, con viajes espaciales o pesadillas terribles porque nuestro cajón de sastre de ideas es mucho más amplio.

Y bueno, también seamos claros: A no ser que un autor busque exclusivamente hacer dinero, lo que quiere es contar una historia. Y muchas veces, la historia que queremos contar sale de otra que nos inspira y que queremos contar "a nuestra manera". Aquellos que acusaban de plagio a Cristopher Paolini no sé si sabrán que George Lucas hizo Star Wars porque no le vendieron los derechos de Flash Gordon. El quería hacer una película de Flash Gordon y como no le dejaban, la hizo "a su manera".

Convergencias

El ejemplo que puse anteriormente de los científicos no es la única similitud entre la ciencia y la creatividad. Al igual que dos científicos diferentes pueden desarrollar la misma teoría usando la razón y la lógica, la creatividad cuando se guía de la lógica no es muy diferente. En el caso de los Ilin y los Yeerk, dos razas parásitas de gusanos, no es difícil pensar en que deben ser precisamente eso, gusanos, cuando lo que buscas es idear una raza inútil por si misma y que se tiene que introducir en la cabeza de sus anfitriones. Si hubiera escogido otro tipo de insecto como, por ejemplo, las mariposas, en vez de estar hablando de los Animorphs estaría haciendo una comparación con la primera temporada de El Pacificador.

En conclusión, a falta de confirmar por parte de Bruno Puelles, que no sé si algún día nuestros caminos se volverán a cruzar, creo que la idea más posible sea esta última, pura casualidad por convergencia de ideas. Y si no fuera así, como ya dije al principio, no me disgustaría. Al final el libro cumplió el objetivo para el que lo compré, que era entretenerme, y me llegó a aportar elementos nuevos para mi cajón de ideas.